Siempre habrá alguien que lo haga,
si no mejor, más deprisa y más barato. La competencia laboral sin medida
envilece de igual modo. Y, en la bajeza, los humanos estamos siempre preparados
para superarnos. Es la carrera de los burros, un galardón a la esclavitud, el
embrutecimiento disfrazado de competitividad. En esta competición, por su
esencia, pierden las mayorías y vencen, no los primeros, que apenas sobreviven,
sino los que incitan a ella por codicia. Pero la competitividad es "tendencia" y
ese embrutecimiento colectivo, hecho virtud, llena a algunos la boca de retos
económicos y, de dineros, sus cuentas.
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2 comentarios:
¡Eso es! "El embrutecimiento disfrazado de competitividad".
Necesitaba, desde hace tiempo, las palabras justas para expresar esta idea. Y por fin las tengo. ¡Gracias!
Me alegro, si es que le he dado el martillazo, a la cabeza de ese clavo que tenías apuntado, pero sin clavar.
Gracias, Ángeles.
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