31 de agosto de 2015

La palabra

El local es demasiado pequeño para llamarlo cafetería. Dos camareros en mangas de camisa se afanan por tirar cafés y servirlos rápidamente con churros, porras y bollería. Los clientes son madrugadores, presurosos y cambiantes porque el local está frente a un centro médico. Tras de los análisis de sangre matinales, viene el desayuno. Es un local como los miles que pueden encontrarse en cualquier rincón de España. Sólo un cartel lo diferencia, escrito a mano en un pequeño pizarrín: “No hay zona WIFI, hable con la gente”.

8 comentarios:

d:D´ dijo...

Sería mareante estar de "wassa" (leída de coña) después de donar cuando lo que procede es quitar el gusanillo psíquico que produce la mínima sangría; no hay nada mejor que alardear de los análisis. Toda una conversación de viejos. Para mareos ya hay bastante con la prensa matinal. Es infumable.
-Camarero, otro coñac...O mejor un brandy.
[Después de cada donación de sangre suelo echarme a las espaldas unas cincuenta flexiones para "hacer un poco de hambre"; de otra forma poco me sabe]
Saludos

Lan dijo...

Por un momento temí que fueran cincuenta de coñac pero, si son flexiones, me parece más apropiado.
Saludos, amigo d:D'.

Ángeles dijo...

¿Un local sin WIFI? Más de uno se desmayará al enterarse, aunque no haya perdido sangre.

PD: yo también he temido por un instante que fueran cincuenta lingotazos :D

d:D´ dijo...

Hay quién de forma dócil es capaz de desfacer entuertos por esos vericuetos posneolíticos y de cuando el cereal maduro se anda con premura al corte siempre en cada seitura nos tuercen las botas si se arriman el ascua las vecinas y fijan con candela la misma anécdota. Se ejercen tales de entre ellas que en los establos o cortes al noroeste que dicen y aún se tienen por ciertas o semi, como la leche sin serlo, esa sucedánea de hoy en día, las que pacen dentro y duermen atontadas de su propio metano entran hasta el fondo las muy reptiles preñadas y les succionan las ubres cual mamífero engendrado. Si fuera antípoda aún hubiera posibilidad de ser ornitorrinco pero de ahí a por dónde la culebra o lagarto se la hinco hay un paso abismal, cómo la de aquel mar océano...

Una buena apreciación inteligente y observadora la de la rapaza que no siendo lo mío lingotazo bien vale ella su peso en lingotes. Y es que el oro reluce sólo cuando no brilla su ausencia...

Lo de las flexiones era siempre antes de un salto la vacío, desde Torrepista o en el viejo Caribú antes de dejarme caer por Santorcaz...qué crónica de pueblo :))´

Lan dijo...

Pues sí, Ángeles, es cierto, lo prometo por el Niño Jesús. No te diré el nombre del café no vaya a ser que lo denuncie alguna compañía de telefonía por actividades antisociales o aislamiento intencionado a los clientes.
d:D' es un hombre culto que suele expresarse a borbotones, de modo que sus conocimientos salen mezclados y hay que tener años, vivencias y, sobre todo, muchas lecturas y viajes para entenderle totalmente. Yo no lo consigo siempre, pero reconozco que sus comentarios son, de ordinario, inusuales.
Saludos.

Lan dijo...

Ya veo, amigo d:D', que aprecias los trabajos de Ángeles.
De lo que dices al final me hago cargo perfectamente. Santorcaz y Las Crónicas de un Pueblo. ¡Qué viejos somos, amigo!
Saludos.

d:D´ dijo...

Y tienes razón, Lan, aunque tú algo más que yo en lo de mayor.
Por cierto puse mal ese comentario que tendría que haber sido escrito en otro lado. Lo copiaré allí.
Y de culto nada, amigo; nada de nada. Lo que hay más bien es oculto tras algunos seudónimos y los años transcurridos leyéndote; o algo así.

Qué recuerdos aquellos de la ciudad cervantina que para algunos tanta mella nos hizo, incluso heridas y para otros la mella no les entraba ni a tiros. Y es que ya lo dije una vez cuando vi aquel escrito de peripatético filósofo allí quieto en una de las muchas letrinas. Ponía en la parte baja de una puerta de un retrete de aquellos de cuerpo a tierra o casi:
Si militar es contrario de civil, militarizar es contrario de civilizar

Quiera la naturaleza que a tan humilde filósofo a la fuerza o no lo tenga la consustancial prudencia en su regazo y viva hoy una estancia de labor contumaz y alcance algún día la gloria de la jubilación...activa. Pues de la pasiva ya se encarga la caja de pino. Última cena y medida, incluida la más aúrea.

Los trabajos de esa chica, profesora imagino, son fantásticos, divertidos, enjundiadamente incluyentes y son capaces de extraer de la memoria profunda recuerdos vividos que los aquí reunidos nos complace reinterpretar, o al menos a mí sí. Qué le vamos a hacer.

[De aquella anécdota sumarísima que os conté de forma anónima es toda cierta y eso que la resumí]

Saúdos pra ámbolos dous :)´

Lan dijo...

Es un honor haber pisado aquellas calles cervantinas, aquella mezcla de lo civil y lo militar que probó el propio Cervantes. Y, vista la obra de don Miguel, parece que los que tantos años después pasamos por Alcalá también catamos los sabores de aquella mixtura.
Saludos y gracias, d:D'.