“El dueño de todas estas tierras”
ha hecho un pasquín, a mano, prohibiendo la caza del corzo en sus dominios. Se
ha valido de una tablilla legal, un poco desvaída sí, pero de las que la ley,
anónima, como todas las leyes, se sirve para poner puertas al campo.
Tenemos aquí una advertencia
cierta y autógrafa y cualquiera que se aventure a desafiarla puede enfrentarse
a una malaventura o, tal vez, al silbido incierto de una flecha. El corzo, en
estos parajes, tiene un protector desconocido que puede llegar donde no llegan
las normas oficiales del desvede. El que avisa…
2 comentarios:
¿Y no parece más seria esa advertencia manuscrita que una oficial? Será porque se ve que detrás de esas palabras hay una persona de verdad, y enfadada.
Seguro que llevas razón, Ángeles. Y puede que el que no lo crea y busque, pese a la advertencia, al huidizo corzo, se encuentre con lo que no se espera.
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