25 de enero de 2012

El pensador gordo

-    El tiempo libre no existe. Bueno, a decir verdad, no lo sé. Desde luego, cuando yo era chico, no existía. Nadie hablaba por entonces de tiempo libre. Claro que era una época en que a la gente tampoco le importaba engordar, es más, por entonces, engordar no era tarea fácil, ni mucho menos. Ahora parece que andamos sobrados de grasas y de tiempo. La obesidad y la ociosidad han venido de la mano y ambas constituyen un problema.
-    Mira, cariño, no le des tantas vueltas a las cosas, vive tranquilo, yo te quiero.
-    Más te quiero yo y me aguanto.

8 comentarios:

matrioska_verde dijo...

ja ja ja...

una observación muy perspicaz la relación entre gordura y tiempo libre.

y ya el final es divertidísimo.

biquiños,

Lan dijo...

Gracias, Aldabra. Parece que el humor es tu punto fuerte.
Bicos.

Paz Zeltia dijo...

coger peso y notar vacíos en mi tiempo
son
problemas
míos.

y encima no me dicen eso.

Anónimo dijo...

Lan, estoy de acuerdo contigo. En las últimas palabras aun mucho más.
¿Parece que hay mucho tiempo por delante? Cuánto me alegro...y en buena companía más. Felicidades siempre.
Breves.

Lan dijo...

Lo otro no importa pero, eso, deberían decírtelo.
Bicos, Zeltia.

Lan dijo...

Anónimo Beato, no tomes todo lo que escribo como cosas personales. Hay de todo.
Saludos.

Insumisa dijo...

¡Claro que existía!
Pero era utilizado de manera diferente. Los veranos luminosos, aquellas tardes perezosas, se invertían en recostarnos sobre las piedras y encontrar formas a las nubes. Empaparte cuando llovía, meter los pies descalzos en los charcos grandes (y no tan grandes).
Atrapar tarántulas en frascos vacíos de Nescafé para librarlas al final de la temporada.
Cosas así te daba el tiempo libre de "antes".

Lan dijo...

Insumisa:
Si tú dices que existía, existía. Porque cuando habla una mujer, canta un carro. Y se ha terminao. Olé.
Un rotundo saludo.