29 de abril de 2011

Cinco millones: de la maldición al privilegio

- Por favor, llámeme al trabajo.
- Suerte tiene usted de tenerlo.
- ¿Suerte?, ¿por qué?
- Porque hoy tener trabajo es un privilegio.
- Yo diría que es una obligación, una atadura y una molestia.
- Pero, ¿cómo puede decir eso? Tener trabajo es un don del cielo.
- Pero, ¿no se ha dicho siempre que el que no trabaja es porque no quiere?
- No sea cruel con frases de otros tiempos
- Pues, fíjese, yo pienso que esto del trabajo empezó justo al contrario, como un castigo divino y una maldición:”Ganarás el pan con tu sudor”.
- ¿Sí? Pues ya ve usted adonde hemos llegado.

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