7 de septiembre de 2010

La nana del miedo

Mi madre me acunaba de pequeño.
- ¡Ay, mi niño!, que le prefiero bruto y sano, ¡ay, mi niño!, que le prefiero tonto y bueno.
Con aquellas voluntades de mi madre, celosa del principal mandato de la carne: preservar a su rorro, me crié obedeciendo a mis mayores, pensando que, por el hecho de serlo, ya eran buenos. Y así fui tonto porque me lo inculcaron, y los mayores me llamaban bueno pero, cuando los cantos se acabaron y hombre me hice, aquella bondad no me pareció sana y, para redimirme de bruto, hube de tropezar más que las bestias.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Duérmase mi niño, duérmaseme ya. Porque viene el coco y se lo comerá"... pareciera que todas las nanas son por el estilo ¿no?

Saludines desde mi lado del charco.

BBK

Lan dijo...

Tal vez, las madres, con ese sentido práctico del que gozan las mujeres, quieren inculcar, más o menos conscientemente, a sus hijos que lo primordial es la supervivencia y que, para lograrla, hay que evitar provocar al mal y qué mejor modo de hacerlo que estando siempre dormiditos.
Pero, BBK, no siempre es así y algunos hay que se resisten a ser dormilones.
Hay un viejo refrán que dice "Si el topo viera y la víbora oyera, no habría hombre que al campo saliera". Sin embargo, al escucharlo, le oí a un viejo contestar lacónico: Alguno habría.
Saludos.

Paz Zeltia dijo...

Me ha gustado el refrán, si bien no tengo claro el contexto en el que se aplicaría [ah, el contexto, el contexto] :D

y la respuesta lacónica, de lo mejor.

Lan dijo...

Zeltia, lo refranes están hechos como avisos pero, sin embargo, no está mal dudar de ellos.
No sé si vas ya por "Aceptando lo que venga" pero tal vez te gustara alguno de los últimos artículos.
Ya no son de serie y algunos son hasta relativamente cortos.
Bicos.