14 de febrero de 2010

Sobre Haití y otros lugares

Esta tragedia mansa y lejana, que es la vida, nos vuelve supersticiosos con los años. Es mansa porque se aproxima sin anunciar peligro y lejana también porque se observa en otros, porque acude tan lentamente que nunca la percibes lo suficientemente cerca. Y, aunque la tengas en el puño, aún supones que te harás con ella, que te acostumbrarás como a todo. Y, por el miedo, la superstición nos encauza al supuesto refugio de dios. Sin embargo, cuanto veo, pese a incrementar mi soledad, rechaza más la idea del ente al que se supone autor de toda esta chapuza.

6 comentarios:

Ángeles dijo...

Ya lo dijo el sabio humorista: "Dios hizo el mundo en seis días, y se nota."

Soros dijo...

Cada una de las religiones le suelen adjudicar la factura del mundo a su único dios único. Sin embargo, creo que, antes de adjudicárselo, debieran habérselo pensado dos o más veces . ¡Menuda propaganda que le hacen, Ángeles!

Ángeles dijo...

Desde luego, Soros. ¿No habrá libro de reclamaciones celestial, o algo así?

Paz Zeltia dijo...

hasta los niños pequeños preguntan
¿pero por qué dios deja que pase esto?
¿dios no es bueno?

si es que me admira esa construcción compleja de razonamientos que se supone explican esta desidia de la deidad única y caprichosa, que construye un mundo complejo y luego los abandona a su suerte!
:-D
uy, si me pilla un teólogo con ganasssssss

Lan dijo...

Ángeles, no sólo no creo que haya libro de reclamación celestial sino que, por ejemplo, ¡anda, busca un fontanero un domingo!
Saludos

Lan dijo...

Sólo nos faltaba un teólogo, Zeltia, o sea, uno que vive de justificar al supuesto promotor de este plan de vida. ¡Hay que echarle valor!