3 de diciembre de 2009

El hombre que llegó a ser tortuga

Comenzó iluminado por rutilantes ilusiones y, como un halcón, remontó alto. Deslumbrado después por la razón, quiso defenderla como un tigre. Ilusionado luego por brillantes ideas, porfió incansable, como un mono furioso. Apasionado por el trabajo, como un burro tozudo, se azacanó otra larga temporada. Desengañado finalmente, soñó que se volvía taimado como un zorro. Pero, vacío, cansado y harto de tanto esfuerzo vano, dicen que mansamente terminó de tímida tortuga, la cabeza bajo el caparazón protegida y aislada, únicamente propietario de recuerdos y escritos. Y, a estas alturas, ya ni siquiera cree que ambas cosas sean del todo suyas.

4 comentarios:

Zeltia dijo...

la tortuga no parece un animal de los que causan admiración,
pero qué bien se lo montan!
y viven la tira de años!
y es especialmente estupendo sentirse una tortuga si previamente uno ya ha sido halcón...

Lan dijo...

No hay como dar ideas, Zeltia, ya sabes. ;-)

Ángeles dijo...

Las etapas de una vida y una personalidad a través de figuras de animales... magnífico, Lan, de verdad. Un nuevo estilo de biografía.

Lan dijo...

Biografía en cien palabras o la historia, tan común, de terminar encerrado en uno mismo. Algo muy común. Pero, gracias, Ángeles. :-)