16 de noviembre de 2009

No llores, hijo, que todo es mentira

Cuando lloraba de pequeño, en las películas, mi madre me consolaba diciéndome que todo lo visto era mentira: las balas, de fogueo; la sangre, pintura; los muertos, actores… y, enseguida, me tranquilizaba. Sin embargo, de las películas gozosas, nadie me desengañó. Ningún alma caritativa me advertía de que: aquellos idealistas no existían, aquellas fidelidades no se daban, aquellos amores languidecían, aquellas dichas duraban poco… Puede que, por aquella información parcial tan caritativa, aún me empeñe en la felicidad y me niegue al dolor en sus mil formas. Es más fácil consolar a un triste que desengañar a un infeliz.

4 comentarios:

Insumisa dijo...

Sale mas natural, mas humano. Consolar a alguien, que borrar su sonrisa de credulidad, ensueño y/o felicidad. Porque todos sabemos que no es eterno ese estado exultante. La vida tiene su borrador/eliminador de rostros felices momentáneos.
¿Ves?

Sana, sana, colita de rana.

Zeltia dijo...

me has hecho reir, lan.
qué frase tan cierta la del final de tu entrada.
tan cierta como reconfortante.
¿no?

estoy segura de que recuerdas qué pensabas en el momento en que te hicieron la foto, tan arregladito, tan mono, con tu pose de caballero

Lan dijo...

Tal vez hasta sea bueno que no nos lo digan, y hasta puede que sea cierto que las personas demos de sí sólo el tiempo que tardamos en perder totalmente la inocencia. Porque, luego ya, no entramos por el aro. Y, en mi caso, señora Piel de Letras, por mis lentas entendederas y mi mucha fe, te aseguro que fue bastante tarde.
...Si no se cura hoy, se curará mañana. Que va a ser que no. ;-)

Lan dijo...

Si te he hecho reír me doy por contento.
En la foto estaba a punto de salir al escenario de un teatro para representar una obra en la que yo hacía de piloto, nada menos. Y me imaginaba yo al público anonadado ante mi impresionante aspecto. Porque claro la gente no veía un piloto todos los días. Ni mucho menos.
Así que has acertado, Zeltia.