La palabra era pura sugerencia. Primeramente le pareció sacada de alguna estación. De esas estaciones que los trabajadores llenan de prisas en el amortiguado amanecer cotidiano. De esos andenes que visitan algunos desocupados sabiéndose a salvo del afanoso trajín o, quién sabe, quizás añorándolo. Porque las personas no se calman con tener, el tener sabe a pasado, a sucedido. Lo placentero es desear, sentir la incertidumbre cosquilleante de lo venidero. Topó entonces con el tablón cruzado del refrán, cerrándole el camino: “Es mejor tener que desear”. Y se dijo, qué chata es la vida, para qué cortedades nos educan.20 de noviembre de 2009
Cercanías
La palabra era pura sugerencia. Primeramente le pareció sacada de alguna estación. De esas estaciones que los trabajadores llenan de prisas en el amortiguado amanecer cotidiano. De esos andenes que visitan algunos desocupados sabiéndose a salvo del afanoso trajín o, quién sabe, quizás añorándolo. Porque las personas no se calman con tener, el tener sabe a pasado, a sucedido. Lo placentero es desear, sentir la incertidumbre cosquilleante de lo venidero. Topó entonces con el tablón cruzado del refrán, cerrándole el camino: “Es mejor tener que desear”. Y se dijo, qué chata es la vida, para qué cortedades nos educan.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
:-)
recuerdo echar mano de ese refrán siendo una niña, para cerrarle la boca a alguna bocazas. que, el refrán tiene muy buena lógica. ´pero no funciona.
la foto me hizo pensar en los paisajes que veo desde el tren -ya sabes que yo no vuelo-
(tampoco uso los "cercanías")
y miro ésos caminos más allá de la alambrada, o el terraplén,
parecen puestos ahí por el pintor de paisajes.
no parecen caminos que alguien los transite. y cuando alguna vez veo a alguien un tractor, en una vespino, un grupo de trabajadores del campo... me quedo curiosísima, tratando de imaginar cómo será su vida cotidiana.
ya, ya sé que no son aliens.
pero desde el tren todo parece distinto.
Ya me imagino, Zeltia, para qué pudiste usar el refrán. :-)
No sabía que tuvieras miedo a los aviones. A mí me apasionan. Abofetearía a ésos que se piden asiento de ventanilla para bajar la persianita y ponerse a dormir. ¿Para qué se habrán pedido ventanilla? ¡Serán cabrones! ¡Yo, que me hubiera pegado todas las horas del vuelo sin dejar de mirar por ella, desterrado al puto pasillo por esa cuadrilla de gilipollas desdeñosos que piden ventanilla para ponerse a dormir!
Claro se nota enseguida que soy un pueblerino que viaja poco, ¿dónde voy yo a compararme...?
Los trenes de cercanías tienen para más de una novela, es como si un pescador se pone a pescar en una piscifactoría.
Lo del campo lo veo yo más previsible.
Publicar un comentario