7 de octubre de 2009

Humillados y ofendidos


Te regalo, te gratifico, te pago, tú me adjudicas lo que vale dos y aceptas que te cobre diez. Ambos nos lucramos, paga el contribuyente. Desde que tengo uso de razón lo vengo viendo a escala proporcional al poder que se detenta y al cinismo que se tiene. Todo más viejo que el mear. Hablan luego los políticos de responsabilidad, de autoridad moral y se les llena la boca de valores. ¿Es que no hay interventores del Estado e inspectores de Hacienda que controlen el dinero público? ¿Están también en el ajo? Es humillante que nos toreen de este modo.
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2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

es tan fácil hacer legal la inmoralidad.
facilísimo.
las trampas para sortear las leyes las saben los mismos que las aplican.
(y aún así hay quien ni se molesta en cubrir las apariencias)

Lan dijo...

Y pensar que cuando llegó la democracia yo pensé que era otra cosa. No me imaginé que jamás pudiera llegarse a esta corrupción tan generalizada.