27 de septiembre de 2009

Ramón el pacotillero


Su maleta de madera era muestrario, de lo necesario y de lo insólito. Agujas, hilos, cintas, imperdibles, lamparillas, piedras de mechero, estampas, escapularios, colonia a granel, brillantina, peines, lendreras, hebillas, botones, sujetavuelos, gomas, broches, pendientes, hierbas para sanaciones, camisas de culebra… y hasta condones llevaba, en un falso fondo.
Era Ramón un hombre viejo, enteco, con boina, gafas redondas de miope, alto como un estandarte, que vestía pantalón y chaqueta de pana negra sobre una camisa sudada y renegrida por la mugre en cuello y puños. Era vendedor itinerante. Un día desapareció, con su maleta de las maravillas, para no volver.
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