17 de septiembre de 2009

Pueblos encalados


Volver a los viejos pueblos encalados del sur de Europa, a las carreteras secundarias poco frecuentadas, a las localidades donde los lugareños cuentan a los turistas con los dedos y apuestan en cuál de los dos restaurantes del pueblo comerán, a posadas donde te hacen la comida en el acto y te la sirven, justamente por eso, una hora después, a sitios donde todo discurre tan lentamente como alguna vez soñaste que te gustaría vivir. Lugares donde lo único extraño son esas prisas que no tienes y que comprendes muy bien ahora que el mundo ha inventado desaforadamente para todos.
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