13 de mayo de 2009

Hágase usted mismo


Estaba yo loco de incertidumbre, preguntándome si mi crema antiedad me devolvería a la salvaje adolescencia, cuando llamaron a la puerta.
- Buenos días, vengo a venderle erecciones garantizadas y a buen precio.
- Pero, oiga, que yo todavía…
- No me venga con las excusas de todos que, por ahí tomando cañas, todo el mundo funciona admirablemente pero, luego en casa, las cosas dejan mucho que desear. Además, qué salga la señora de la casa. Veremos qué dice ella.
- Oiga, no se le ocurra meter en esto a mi señora, valiente…
- Lo está usted viendo, si es que no falla.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

ahí va la humanidad arañando minúsculos pedacitos del elixir de la eterna juventud:
liftings y cirugías
implantes dentales y capilares
viagra...
la batalla contra vejez es una batalla perdida de antemano, pero dicen que mientras se lucha hay esperanza

:-)

Lan dijo...

Cuando se deja de ser joven creo que el tiempo se utiliza de otro modo. Tal vez puedes ver cosas que antes no veías y hasta reirte de ti mismo sin sonrojo. Pero, eso sí, intentan venderte de todo, como, por otro lado, hacen con todo el mundo. Aquí no hay vergüenza ;-)