21 de octubre de 2008

Primer adiós


Me iba al colegio. Despídete, dijo mi madre. Acodado en la mesa con la cabeza entre las manos respiraba trabajosamente. Estaba morado y sumamente fatigado. Al besarle me dijo: Adiós hijo.
Cuando volví estaba en un ataúd en el centro de la habitación. Los muebles se habían retirado, sólo había sillas pegadas a las paredes. Era el velatorio. Incrédulo, le besé llorando y sintiéndole caliente le dije a mi madre que estaba vivo. Ella dijo que se enfriaría. Yerto y helado, ya olía al día siguiente. A los doce, por primera vez en mi vida, acepté lo irreversible: Adiós abuelo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellos recuerdos debiste compartir con él. Esa es tu herencia, lo hermoso de tus sentimientos se queda, lo triste se va. Así debe ser.

Formalmente saludadora.

La del desierto

P.D. solicita disculpas de mi parte a Mr. Soros, estoy algo indispuesta y deseo leerle en buen estado de salud. Me duele todo y no puedo quedarme mucho por aquí.

Lan dijo...

Aún enferma vienes a ver lo que hay. Bueno, gracias. Que te mejores de tu totalgia.
Besos y mimos.