19 de octubre de 2008

Vicente


Cuando, de pequeño, jugaba al fútbol pensaba que, en los encontronazos, las faltas debían ser a favor del que más daño se hacía o, en todo caso, del más pequeño o del más débil. Enseguida el chico grande, que le estampó contra el suelo, le desengañó y, peor aún, la banda variopinta de chavales que perseguían el balón convino al instante, sin detenerse, que el culpable del percance fue él. Así que Vicentito, desengañado desde niño, comprendió que la justicia era, casi siempre, contra natura y que el dolor raramente tenía compensación.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

Vicentito dejaría entonces de decir continuamente como hacen los niños:

"no es justo!, no es justo"! (y ponen pucheros, o lloran, o se enfadan, creyendo todavía que la justicia es algo natural.
y a una se le pone un nudo en el estómago porque tiene que callarse y esperar a que lo comprendan por sí mismos...

Lan dijo...

Vicentito creció en un entorno más agreste que los niños esos que dices. Aprendió pronto.